La tarta mas famosa creada en honor a una bailarina, Anna Pavlova. Realtivamente fácil de hacer (conseguir un merengue crujiente a veces se convierte en misión imposible) y con todas las variantes que te puedas imaginar, empezando por la fruta a utilizar...
La elaboración es sencilla: se trata primero de hornear un merengue a temperatura muy baja (no mas de 90º). No hagas caso de las recetas que te dicen que subas el horno a 150º, se quemará sin remedio.
Bate a punto de nieve 4 claras (a temperatura ambiente) y añade 2 cucharadas soperas de azúcar glass (a mi no me gusta que quede excesivamente dulce), 1 cucharadita de café de Maizena y lo mísmo de vinagre blanco.
Coloca el merengue sobre papel vegetal de cocina, extendiéndolo hasta formar una base circular y con la ayuda de una cuchara sube los bordes.
Hornea unos 45 minutos a temperatura superbaja. Sólo conozco mi horno pero si tu merengue se empieza a tostar más de lo debido y esta chicloso, puedes asegurar que la temperatura es más alta de la debida.
Deja secar con la puerta del horno entreabierta.
Monta medio litro de nata entera con otras dos cucharadas soperas de azúcar (si te gusta más dulce, más azúcar) y coloca encima del merengue (que se supone que ya debe estar frío, para asegurarte, hazlo el día anterior. Yo lo dejo en el horno, no lo envuelvo ni nada, no vaya a ser que todavía no esté frío del todo y la humedad que genera al taparlo lo arruine...)
Y encima de todo, la fruta...Que tenga cierta consistencia, el melón maduro está muy rico pero suelta mucha agua que, en este caso, no interesa.
Espolvorea con azúcar glass y a comer...No la dejes montada mucho tiempo, la crema reblandecerá el merengue y ya no es lo mísmo.
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