Rica en multitud de vitaminas y minerales, el kale se ha convertido de un tiempo a esta parte en la verdura de moda a mi entender de una manera desmesurada haciendo honor a estas corrientes dedicadas a la nutrición que parece que cuanto mas raro, lejano y dificil de cocinar sea algún producto mas lo recomiendan haciendo de las personas que lo consumen héroes de la buena alimentación.
El kale pertenece a la familia de las coles y por tanto comparte con ellas todas sus propiedades, que son muchas y muy beneficiosas. Nutritivamente hablando es una verdura que lo tiene casi todo y en cantidades muy elevadas: se dice que su consumo evitaria, por su compleja y variada composición , la ingesta de lácteos y de carne....Evidentemente, a los veganos y vegetarianos esto les viene de perlas y ya se han publicado recetas en las que el kale es el protagonista, logicamente.
Gastronomicamente hablando encuentro que la col en cuestión es extremadamente "dura" para tomarla en crudo. Sus hojas no son delicadas, todo lo contrario, necesitan de un hervorcito para hacerlas menos agresivas y aún asi, no las veo como las hojas protagonistas en una ensalada.
Cocidas no dejan de ser una verdura mas que, en la mayoria de los casos, su sabrosura dependerá del aliño escogido...
Aunque debo reconocer que tienen un sabor diferente encuentro que sus aplicaciones en la cocina son limitadas , cuestión esta que se subsana ampliamente cuando pensamos en la cantidad casi infinita de propiedades que tiene.
Una receta que me parece adecuada y no deja de ser un snack diferente es hornearla (una vez que se ha embadurnado con aceite y salpimentado) hasta que cambia de color y cruje (aproximadamente 15 minutos en horno precalentado a 180º). Ah! Y es mejor hacer varias tandas, que las hojas (y no los tallos que hay que quitarlos) no se amontonen, que queden repartidas por la bandeja del horno.
Al rico kale!!!
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