En un principio, las empresas o compañías no dejaban de ser la asociación de una serie de personas en busca de un objetivo común: vender servicios o productos. Para ello, las personas empleadas se fueron especializando en determinadas tareas a cambio de un salario. Con el paso del tiempo, esta especialización no solo ha afectado a la complejidad de las labores a realizar y necesidad de estar al día permanentemente, sino también a la manera en que las distintas personas y equipos de una empresa se relacionan con un último objetivo: el éxito, ya sea empresarial (aumento de ventas, estabilidad en el posicionamiento de mercado, ampliación en la oferta de productos, etc...), ya sea en el ámbito de las relaciones interpersonales (cuanto mejor es la comunicación, la eficiencia se mejora), ya sea personal (el individuo tiene que interaccionar adecuadamente con su entorno, en este caso laboral) En los últimos años, y procurando que estos aspectos tengan una correcta implantación en l